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La Canción Más Hermosa Del Mundo 
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by Joaquín Sabina
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Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una de culo de vaso,
un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, un strato,
un camello del rey Baltasar, una sin gato,
mi Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.
Mi escondite, mi de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la duraba un segundo,
yo quería escribir la más hermosa del mundo.
Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la extranjera,
a mi gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,
al putón de mi y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.
Me libré de los tontos por ciento, del del bisnes,
dando en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se con un comisario?
Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una de ron de un moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.
Nunca pude cantar de un tirón
la de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el de los iracundos.
Yo quería la hermosa del mundo.
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una de culo de vaso,
un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, un strato,
un camello del rey Baltasar, una sin gato,
mi Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.
Mi escondite, mi de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la duraba un segundo,
yo quería escribir la más hermosa del mundo.
Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la extranjera,
a mi gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,
al putón de mi y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.
Me libré de los tontos por ciento, del del bisnes,
dando en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se con un comisario?
Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una de ron de un moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.
Nunca pude cantar de un tirón
la de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el de los iracundos.
Yo quería la hermosa del mundo.
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